jueves, 1 de noviembre de 2012

El espíritu de las leyes - Montesquieu


El objetivo de Montesquieu es determinar las leyes que rigen a los hombres y los principios que rigen a los gobiernos. Su intención es ver la esencia de las leyes, no su apariencia. Pero, ¿qué son las leyes? La ley es la relación natural derivada de la naturaleza de las cosas. Es decir, la estructura interna de las cosas y su esencia misma crean y determinan las leyes.
Existen 4 leyes naturales: tener la idea de la existencia de Dios, la ley de la paz (generada porque todos se sienten inferiores  y tienen miedo de los demás), la de la atracción hacia el sexo opuesto, y la del deseo de vivir juntos (por los conocimientos que se adquieren y su necesidad de alimento).
Aunque los seres humanos somos seres inteligentes,  somos menos capaces de seguir las leyes. Los hombres se rigen por el conocimiento, y, como éste cambia constantemente, las leyes lo hacen también. Al mismo tiempo, el humano tiene 3 problemas: se olvida de si mismo, de los que lo rodean y de su creador. Para solucionar esto, intervienen los filósofos con sus leyes morales, los legisladores para recordarle sus deberes y la religión para recordarle a Dios.
Por otra parte, en el momento en que surge la sociedad, el ser humano empieza a medir sus fuerzas. Se dan cuenta que pueden atacar a otras sociedades, y es aquí donde surge el estado de guerra. El individuo también se da cuenta de su propia fuerza, e inicia la lucha entre particulares. Por tanto, una vez entrada la sociedad, fue necesario el derecho civil —encargado de regular las relaciones entre ciudadanos— y el derecho de gentes, encargado de las relaciones internacionales. Este último derecho busca el mayor beneficio en tiempos de paz y el menor perjuicio en tiempos de guerra.
Cuando la sociedad suma fuerzas se forma el Estado político; cuando suma voluntades, el Estado civil. La suma del Estado político y el civil dan como resultado el Gobierno. Con la creación de éste, inicia el derecho político; el cual  regula la relación gobernante-gobernado.
Existen tres tipos de gobiernos: la monarquía, donde el mando está en una sola persona pero ésta se rige conforme las leyes; el despótico, donde el poder también está en una persona pero no hay ningún tipo de leyes, solo importa la voluntad del déspota; y la república, en donde el poder está en varias personas. Esta última se divide en democracia y aristocracia.
Cuando se crea el Estado, se tienen que crear leyes de acuerdo a las características y a la naturaleza del Gobierno.
·        Las leyes que se deben establecer
En la república son: el derecho al voto, es decir, que nadie más que el pueblo elija a los ministros; el voto hecho público, para que los personajes respetables enseñen a los demás cómo hacer esta elección; y la forma de emitir el sufragio, que puede ser por sorteo o por elección. El sorteo se usa en la democracia, y, aunque es cuestión del azar, no cualquiera puede quedar elegido. El proceso es el siguiente: se manda a un juez para evaluar las capacidades, una vez hecho el sorteo se vuelve a hacer una evaluación, y al final, si alguien hace una acusación al elegido, éste no puede tomar el cargo.
Las leyes de la aristocracia son: los aristócratas dictan las leyes, pero ellos también deben sujetarse a éstas; nunca dar el poder a una sola persona pues se generaría el despotismo y siempre buscar el equilibrio en la concentración del poder.
Leyes en la monarquía: El príncipe directamente hace las leyes, la nobleza son intermediarios y el pueblo es el depósito para que estas leyes sean cumplidas. Si el monarca atraviesa los límites tiene que entrar la religión para frenarlo. Aunque no es lo mejor, es eso o nada.
En el gobierno despótico: La ley fundamental en este gobierno es implantar a un visir. Como el déspota se hunde en las pasiones, el visir es el encargado de todo. Es su vigilante.
Por otro lado, hay que aclarar que la fuerza de la ley radica en que ésta sea aplicada a todo el mundo.
·        Los principios que mantienen a las formas de gobierno
En la república, el principio es la virtud política (la cual refiere al amor a la patria y a la igualdad); en la aristocracia,  la templanza; en la monarquía, el honor y en el despotismo, el miedo.
Los principios son los que mantienen el orden, sin ellos el Estado se aproximaría al fin. De la misma manera, si desaparecen los principios, cualquier ley que se haga (aunque sea buena) no serviría de nada. 
·        Educación de acuerdo a los principios de cada tipo de gobierno
En la monarquía, la educación debe dirigirse a la nobleza en la virtud, la finura en los modales y la franqueza en las costumbres. En el despotismo, sólo sirve para infundir miedo y debe ser una educación servil. En la república, los tres tipos de educación (la de casa, escuela y la del mundo) deben estar dirigidos a fomentar el amor a la patria, el espíritu de sacrificio y a estar dispuesto a dar todo por el país.

·        Leyes civiles criminales
En la monarquía deben existir tribunales para analizar casos particulares. En el despotismo, el déspota busca la uniformidad, para él todos los casos son iguales, por tanto, no existen leyes acerca de la propiedad (porque todo es suyo)  ni leyes de comercio (porque el monopoliza todo). En la república, todos los hombres son iguales  en libertad y derecho, por tanto, tienen bajo protección la vida, la libertad y sus posesiones.
De esto, podemos diferir que en el despotismo, el juez es el mismo déspota; mientras que en la monarquía los jueces son el consejo y los tribunales. En el consejo debe haber menos hombres que en el tribunal porque éstos se dejan llevar por las pasiones, mientras que los tribunales son indiferentes ante el caso.
·        Si la ley no lo contiene todo
Si esto llega a pasar, en la monarquía se van directamente al espíritu de las leyes; en la república, a la letra escrita; en el despótico, como el déspota lo es todo, él se guía a si mismo.

·        Severidad de las penas
En el despótico, si no puede controlar alguna situación, existe la pena de muerte como castigo. Se caracteriza por los castigos extremos porque su principio es el temor. En la monarquía y la república, la ley relaciona la magnitud de la infracción para determinar la pena. De igual manera, hacen distinción entre los delitos y pueden perdonar (sólo si no fue previsto por la ley y no fue tan grave la acción).
Algo que se debe aclarar es que ni las palabras ni el pensamiento pueden ser castigadas. Solo los hechos son motivo de castigo.
·        Lujo
Se define como la comodidad de unos a expensas del otro. Por tanto, no es posible que se instaure en la democracia (porque todos deben ser iguales). En la monarquía, sí es posible porque la poca libertad que se tiene se usa con el lujo. En la aristocracia, es indispensable porque así los pobres pueden vender. En el despotismo, también está permitido porque es una forma de probar una pizca de libertad y de olvidar por un momento que no sé es nadie.

·        Mujeres
El papel de las mujeres cambia según la forma de gobierno. En la monarquía, se dejan llevar por el lujo y la vanidad. En la república, todas son iguales pero son esclavizadas por las costumbres. En el despotismo, son un objeto de lujo.
El nivel de dote que las mujeres deben tener cuando se casen también varía según la forma de gobierno. En la monarquía debe ser mucho para no bajar de rango; en el despotismo, no es necesaria porque las mujeres no son nada; y en la república, debe ser mediana, aunque no es tan importante.
Por otro lado, aunque es contra la naturaleza que las mujeres gobiernen en casa, las mujeres tienen la capacidad para ser gobernantes ya que su debilidad les presta dulzura y moderación.
·        Corrupción
En la república, surge cuando hay igualdad extrema, cuando se busca la supremacía y el libertinaje (falta de respeto a una autoridad establecida) y cuando la virtud se corrompe a tal punto que se venden los votos. En la aristocracia, cuando el grupo se hace arbitrario y los aristócratas buscan heredar sus puestos. En la monarquía, cuando se quitan los privilegios al Estado y cuando el monarca hace su voluntad y por capricho cambia a alguien de puesto. El despotismo ya está corrompido por naturaleza

·        Tamaño y defensa
En el despotismo se debe ser grande porque cuando lo atacan se deshace del lado atacado, es decir, él mismo se hace el daño que el otro le pudo haber hecho. La monarquía debe ser mediana. La república debe ser pequeña porque si es grande corre el peligro de desvirtuarse. Por tener tan poca extensión está más expuesta a los extranjeros, pero puede formar una República federativa para protegerse. Esta consiste en una unión de repúblicas con autonomía. Las ventajas que presenta son: poder pedir ayuda a los demás Estados, si llegase a surgir algún tumulto, y si desaparece algún Estado no desaparecería toda la unión.

Si por alguna razón llega a haber una conquista, se debe tomar en cuenta que el objetivo de ésta no es matar sino mantener. Si llega a ser difícil la conservación de lo conquistado, se puede aplicar el esclavismo, pero éste es sólo un accidente. Por tanto, sólo debe usarse en casos de necesidad y paulatinamente tiene que desaparecer (cuando los conquistados se confundan con los conquistadores).

·         Libertad y división de poderes
Hay demasiados conceptos de libertad, pero libertad constitucional representa lo que uno puede hacer conforme al derecho.

Por tanto, para poder resguardar las libertades se debe hacer  la división de poderes. Los poderes se dividen en legislativo, el cual no puede ser fijo y no puede reunirse si no se lo piden y en ejecutivo, el cual se encarga del derecho de gentes y el civil. El primer derecho se encarga de la cuestión interna, de las alianzas y las guerras. El segundo derecho representa el poder judicial pues es el encargado de hacer los juicios

El poder legislativo se divide en dos: los nobles y los representantes. Los primeros son los encargados de que las prerrogativas entre ellos se mantengan. Los representantes se encargan de las leyes.

Por otra parte, acerca de la seguridad, si alguien atenta contra las costumbres deben ser expulsados. Si atentan contra la tranquilidad, se puede desterrar o se tiene el derecho de quitarle su tranquilidad. Si atentan contra la seguridad, el castigo es la pena de muerte

·         Conclusiones personales
A lo largo de las obras que hemos leído, cada autor nos otorga un nuevo concepto o estudia un aspecto que anteriormente no se había estudiado. Montesquieu no es la excepción; nos introduce a la libertad de pensamiento, la división de poderes y su autonomía, la relación delito-pena y la importancia que un gobernante sepa que tipo de Estado está en su poder. Además, El espíritu de las leyes nos habla de cómo las leyes deben estar de acuerdo a las costumbres, clima, tipo de población, ocupación de la misma, para llegar a la esencia de la ley y no tras su apariencia.


Bibliografía
Del espíritu de las leyes, Montesquieu, México, Editorial Porrúa, Serie: Sepan cuantos, 2010, 18° edición, pp. 1-195.






No hay comentarios:

Publicar un comentario