miércoles, 14 de noviembre de 2012

La República - Platón



La trama de esta obra gira entorno a la justicia. Al inicio del libro, se define justicia como el hecho de que cada quien haga lo que le corresponda. Sin embargo, para comprender el origen de la justicia, su esencia y su utilidad debemos retomar los orígenes del Estado.
La sociedad se origina por la necesidad del hombre de satisfacer sus necesidades. Para esto, requiere de más personas para poder realizar un intercambio de productos o servicios. Es decir, un hombre no puede valerse sólo por su trabajo; necesita también el de otros.
En sus inicios, el Estado sólo se conforma de pocas personas, sólo las indispensables para satisfacer sus necesidades. Este modo de vida representa el Estado Sano. Poco a poco, la población no se conforma con lo necesario y busca los lujos; por tanto, cuantos más lujos, más personas requiere la comunidad. He aquí cuando la sociedad empieza a “enfermarse”.
El Estado necesita del gobierno para ser personificado. Este gobierno necesita ver por la necesidad y el beneficio de los ciudadanos, y nunca por sus propios intereses. Ser un guardián del Estado conlleva muchos sacrificios, pues siempre se necesita ver por los demás antes que por ti, y es por esto que los más inteligentes no desean el trabajo. Aquí entramos en un dilema: ¿Cómo hacer que éstos tomen el cargo? Sócrates nos plantea  la manera más apropiada de “convencerlos”: utilizando el castigo. Si ven la ineptitud de la persona en el poder, se ven en la necesidad de tomar las riendas del Estado ellos mismos.
Elegir un gobernante es de las tareas más complicadas, es por esto que para ser uno de los elegidos se debe demostrar una inclinación natural hacia el cargo. Para comprobar esta inclinación se ponen tres pruebas a los candidatos: la primera consiste en ver si son susceptibles a olvidar las enseñanzas o a ser engañados, la segunda es una prueba de dolor físico; mientras que la última es  de placer y de temor. Al haber pasado todas éstas, el candidato estaba listo para pasar al segundo tipo de educación que plantea Sócrates
Antes de pasar a esta segunda educación, debemos de aclarar cuál es la primera. La primera educación tenía que estar disponible para todos. Ésta consistía en educar al alumno desde tres aspectos diferentes: la música, la gimnasia y la gramática. Esto con la intención de formar a las personas en todos los ámbitos y no caer en extremismos. Con la música se pretendía sensibilizar al individuo, con la gimnasia se tenía la idea de cuidar el hogar donde residía la sabiduría, mientras que con la gramática se planeaba enseñar escritura, literatura y los valores morales.
Sobre este tema, Sócrates opina que el estar expuestos a historias que dicen que los malos son felices y los de bien son desagraciados, y que la injusticia es buena siempre y cuando sepas esconderla van a provocar que la persona se “descarrile” del buen camino.
Regresemos al segundo tipo de educación. Ésta consiste en clases de filosofía y ciencia, y solamente se otorga a aquellos que hayan pasado las tres pruebas dichas anteriormente. Por lo tanto, estas personas que se están preparando para ser guardianes del Estado conforman la clase social del Oro, la más alta en la jerarquía social de Sócrates. Las demás clases sociales, los Plata (ejército), los Bronce (labradores) y los Hierro (artesanos) no tienen permitido tomar este tipo de educación.
¿Por qué dar filosofía en esta segunda educación? Porque un filósofo es aquel que busca la esencia de las cosas. Por tanto, no se conforma con los niveles más bajos del conocimiento (la conjetura y la creencia), sino que busca la inteligencia y profundiza sobre cómo son verdaderamente las cosas. 
 De acuerdo con las clases sociales, Sócrates piensa que un Oro deben juntarse con otro Oro; es decir los mejores con las mejores. Pero aun cuando nos hable de estas restricciones y estas clases sociales, no debemos de pensar que se trata de un pensamiento clasicista. Él cree en la movilidad entre estas clases, pues si un hijo nacido de Bronce nace siendo Oro tiene todo el derecho de ser tratado como un Oro. En el caso contrario, si dos Oros tienen un Plata, no importa su legado, el niño será tratado como Plata.
Hago un pequeño paréntesis en esta idea que en la educación debe  haber filtros, pues no todos se encuentran capacitados para la segunda etapa. Me ha llamado mucho la atención este punto pues considero que en nuestros tiempos, también debería haber filtros en la educación para que no entrara cualquiera, y más en la universidad. 
En el segundo debate presidencial, López Obrador tocó el tema de las universidades públicas. Afirmó que quitaría el examen de admisión, pues según él solo era un disfraz para cubrir su incapacidad para admitir a todos, y garantizó que la educación superior debería de ser para todos los jóvenes. Sin embargo, creo que esta propuesta estaba totalmente fuera de lugar. No solamente porque es económicamente imposible, también porque los exámenes de admisión son un filtro. Son una manera de decirle a todos aquellos que no hicieron nada durante tres años que el que no trabaja no logra nada. Defender esta propuesta sería un error garrafal, pues veríamos caer el nivel de las universidades a una velocidad impresionante. 
Regresemos al tema. El concepto de Schmitt de político, es decir, la distinción entre amigo-enemigo, tienen semejanza con los argumentos de Platón, pues dicha percepción está muy relacionada con varias de las características que deberían tener los guardianes del Estado. Por ejemplo, se espera del guardián una actitud afable con sus ciudadanos pero fiero con sus enemigos y una agudeza para distinguir al enemigo, la velocidad para alcanzarlo y la fuerza para ganarle.
También se espera que conozca las leyes y las costumbres de su pueblo para así tomar las mejores decisiones. El guardián debe  ser rápido tomando estas decisiones y éstas deben  ser pensando en beneficio del Estado.
Al mismo tiempo, se menciona algo muy interesante, se afirma que tanto a los guardianes como al ejército se les debe de dar sus bienes según la calidad de sus servicios. Es decir, nos esta dando las bases de la llamada rendición de cuentas.
Concuerdo mucho con este punto, pues soy de la idea que lo importante no es  quién esté en el poder, sino quiénes estén ahí para exigirle. Sé que muchos siguen obstinados con el fraude electoral, pero debemos recordar lo siguiente: El cambio no esta en un candidato, esta en manos de la sociedad civil. El nombre del presidente es lo de menos, lo importante aquí es saber exigirle a quien sea que se haya nombrado presidente
Sócrates nos plantea pensamientos revolucionarios pues no solamente nos introduce a la rendición de cuentas, creo que también nos introduce a la igualdad de género y al nacionalismo. En el primer caso nos afirma que no existen profesiones exclusivas de los hombres o de las mujeres, no debe  haber distinción alguna por el sexo de la persona y las mujeres que muestren la inclinación tienen el derecho de recibir la misma educación que los hombres. En el segundo caso, afirma que se necesita inculcar a la sociedad amor por la patria y sus compatriotas; pues después de su madre, la tierra fue quien los formó y por tanto es su obligación tratarla como otra madre, y a los demás ciudadanos como otros hermanos.
Aunque he tratado otros temas, no me he desviado del tema inicial: la justicia. Toda esta explicación fue una premisa para entender la importancia de  ésta. La justicia  consiste en que cada quien haga lo que le toca hacer. Pero entonces ¿Cuál es su importancia en el individuo? Muchísima, pues cuando en el alma de la persona, la razón y la ira se concentran en hacer lo que tiene que hacer, sin mezclar funciones, la persona estará en completo orden. Es decir, el hombre será totalmente funcional cuando la razón mande y la ira obedezca a ésta.
Del mismo modo, la justicia es indispensable para la sociedad. Si los miembros de toda la comunidad realizan sus funciones como debe ser, el Estado no va a tener ningún problema. Por eso la clasificación en clases sociales, para que cada quien, conforme a su inclinación natural, realice el trabajo en el cual es bueno, y así el Estado siga en funcionamiento.
A manera de cierre, quiero decir que leer a Platón debería de ser obligatorio para todos. Este es un libro que te invita a reflexionar acerca de la situación política en la que se encuentra México. Es decir, nos hace preguntarnos ¿en verdad se toman estas medidas en nuestro país? ¿Verdaderamente así son nuestros “guardianes” del Estado? ¿Hay similitud entre México y el Estado ideal que plantea? y lo más importante ¿Qué podemos hacer para recuperar la sanidad de nuestro Estado? 


Platón, La RepúblicaTomo, México, 3era edición, 2008, pp. 11-258.

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