jueves, 1 de noviembre de 2012

El Príncipe de Maquiavelo


-         Tipos de principados
Principados hereditarios. Son los más fáciles de conservar. Sólo un hecho descomunal podría sacar al príncipe del poder; mas no importaría mucho porque sólo necesitaría esperar una equivocación del usurpador.
Principados mixtos. En este caso, el príncipe se enfrenta a varios problemas. Es enemigo de todo aquél a quién ofendió al ocupar el principado, y no puede ser amigo de aquellos que lo ayudaron en la conquista de éste, pues no podría cumplir con sus expectativas.
Para mantener el poder en los principados mixtos, el príncipe debe hacer cuatro cosas: desaparecer a la descendencia del príncipe anterior, no cambiar ni las leyes ni los tributos del pueblo adquirido (para unificar poco a poco el principado), irse a vivir a éste y establecer colonias. Necesita vivir en el Estado adquirido porque de esta manera ve nacer los desórdenes y puede acabarlos antes de que sea demasiado tarde. También es muy importante establecer colonias porque son un eslabón con el pueblo conquistado y porque son más baratas que mandar a la milicia.
Principados nuevos.  En este caso, es necesario saber si la gente estaba acostumbrada a la libertad o si se regía por otro príncipe. Si es el primer caso, el príncipe debe destruir las ciudades, irse a vivir al nuevo Estado, dejarlo regir por sus leyes, obligarlo a pagar tributo y crear un gobierno compuesto de pocas y fieles personas. Si se trata del segundo caso, no hay mayor problema. La gente en este tipo de principado no está acostumbrada a la libertad y, como son más lentos en tomar las armas, son mucho más fáciles de conquistar.
Los nuevos principados se pueden obtener de varias formas. Estas formas y sus explicaciones son las siguientes:
o       Por virtud: Los príncipes llegan al poder por sus propias habilidades. En este caso es más difícil llegar pero es fácil mantenerse.
o       Por armas ajenas: Cuando los príncipes obtienen el Estado con dinero o por voluntad de otra persona.
o       Por fortuna: Cuando han heredado el principado o han llegado al poder cuando se prestaron las condiciones. En este caso es bastante sencillo obtener, pero no todos tienen las virtudes para mantener.
o       Por medio de crímenes: Se refiere a los príncipes que han llegado al poder matando al anterior mandatario. Para asegurar la pertenencia, conviene aprender a usar la crueldad. Crueldad bien usada es cuando se hace de un solo golpe y sólo por necesidad. Mal usada, por lo contrario, es cuando se incrementa poco a poco.
o       Por favor de sus compatriotas: También es llamado el principado civil. En este caso, el príncipe puede ser promovido por los nobles o por el pueblo. Si es promovido por los nobles es mucho más difícil mantenerse, pues la gente que lo impuso no lo considera superior ni está dispuesta a obedecerlo. Si es promovido por el pueblo debe defenderlo de las opresiones de los nobles.
Ningún príncipe puede mantener su poder sin el afecto del pueblo. Por lo tanto, si el príncipe ha llegado gracias al afecto del pueblo, debe esforzarse por conservarlo. Si llega al poder gracias a los nobles, debe ganárselo.
Por otra parte, debemos clasificar a los nobles. Éstos pueden apoyar o no apoyar al príncipe. Si apoyan al príncipe, es conveniente honrarlos por su fidelidad. Si no lo apoyan, el príncipe necesita identificar la razón. Existen nobles que no apoyan por miedo y otros por ganancia. Si es por miedo no hay gran peligro. En cambio, si es por ganancia, es uno de los mayores riesgos porque en cualquier momento pueden conspirar.
Principados eclesiásticos. Es el único principado seguro y feliz.  El único donde los súbditos son obedientes y jamás van a querer tener el dominio.
-         Para mantener un Estado
El príncipe necesita reunir varias características y tomar en cuenta las siguientes cuestiones:
1.      No debe preocuparse por ser tachado de tacaño. Los príncipes con fama de liberal no prevalecen, pues para mantener su fama necesitan despojarle muchas cosas a sus súbditos.
2.      Usar la crueldad sólo con el fin de mantener la fidelidad. Al mismo tiempo sólo usarla con pocos castigos, pero ejemplares y que den de que hablar. De esta manera, el castigo será un ejemplo para los demás.
3.      Debe preferir ser temido a ser amado.  Las personas son cambiantes; un día te podrán amar y al otro ya no. En cambio, el ser temido es algo permanente. A las personas jamás se les va el miedo de ser castigados.
4.      No confundir ser temido con ser odiado. Al príncipe le conviene buscar el afecto de su pueblo, y para esto necesita respetar a las mujeres y las propiedades de sus súbditos. 
5.      El cumplimiento de las promesas dependerá de la situación. El príncipe puede dejar de cumplirlas si éstas van contra sus intereses. Necesita la habilidad de  irse a los extremos según lo requiera la situación.
6.      Cuando dejan de cumplirse las promesas se inicia un combate. El príncipe necesita la habilidad de lidiar con éste por medio de dos formas: las leyes y la fuerza. Si el uso de las leyes falla, se debe recurrir a la fuerza, y para eso el príncipe tiene que ser astuto y fuerte.
7.      Conviene al príncipe saberse cuidar de dos cosas: la ambición de los extranjeros y la sublevación de los súbditos. Para defenderse es necesario buscar el afecto del pueblo; porque no hay mejor defensa que ser amado y defendido por los súbditos.
8.      No conviene al príncipe dejar entrar a su Estado a un extranjero igual o más poderoso que él. Si llega a entrar, los menos poderosos (llevados por la envidia) se unirán a él para iniciar el derrocamiento del príncipe.
9.      Un buen príncipe se asegura de que sus ciudadanos ejerzan libremente su profesión. Debe recompensarlos por ayudar al engrandecimiento del Estado.
10. Un príncipe jamás debe confiarse de la fortuna. Es conveniente entender que la fortuna es tornadiza y las situaciones cambian. Las virtudes del príncipe deben cambiar a la par de las circunstancias.
-         Tipos de milicia y fortalezas del principado
Cuando el principado es nuevo, es conveniente para el príncipe armar a sus súbditos. Al momento de armarlos se convierten en sus armas. De la misma manera, es conveniente porque aquellos que fueron armados se sentirán en deuda con él.
En los principados mixtos es todo lo contrario. El príncipe jamás debe armar al principado adquirido pero sí a aquellos que lo ayudaron en la conquista. Aunque arme a estos últimos, el príncipe necesita debilitarlos con el tiempo.
Existen varios tipos de ejércitos: los mercenarios, auxiliares, propios y mixtos.
o       Mercenarios. Sus integrantes son de cualquier nacionalidad. Este tipo de ejército vende sus servicios a los príncipes. No son tan peligrosos porque se caracterizan por ser desorganizados, flojos y cobardes.
o       Auxiliares. Es el ejército de otro Estado que es prestado a un príncipe para ayudarlo con la guerra. Son los más peligrosos porque  son organizados pero su fidelidad pertenece a otro príncipe. En cualquier momento pueden llevar como prisionero al príncipe a quien ayudaron en la guerra.
o       Propios. Son los más convenientes para cualquier príncipe. Están formados por los ciudadanos de su Estado.
o       Mixtos. Están integrados por los propios y los mercenarios. Son menos peligrosos que los auxiliares pero no son del todo convenientes pues, si se gana con armas ajenas, la victoria no es del todo aceptada. 
Por otro lado, un príncipe requiere tener conocimientos del arte militar. Aún en tiempos de paz, el príncipe debe preparase por medio de la acción (irse de caza y mantener disciplinada a su tropa) y del estudio (análisis de la historia).
Al momento de la guerra el príncipe no debe vacilar en ponerse a favor de alguien. Le traerá muchos beneficios, pues si su aliado gana, está en deuda con el príncipe. Si su aliado pierde, siempre lo ayudará con un refugio.
-         Magistrados
Para elegir un magistrado hay que tomar en cuenta sus acciones. No elegir como magistrado a aquél que sólo ve por sus intereses y obra en busca de su beneficio. Al momento de elegir un magistrado, es conveniente honrarlo y enriquecerlo para mantenerlo fiel.
Del mismo modo, un príncipe necesita armarse de consejeros. Los consejeros deben ser hombres sabios para dar su opinión sobre el manejo del Estado. Aunque éstos ayuden con las decisiones, si un príncipe no es virtuoso no podrá discernir entre un bueno consejo y uno malo.

El Príncipe de Maquiavelo es una obra bastante digerible, muy fácil de leer, con consejos basados más en la practicidad y con percepciones muy acertadas acerca del ser humano y su forma de ser; sin embargo, es una obra que ha perdido la moralidad. Es decir, usa la religión y otros aspectos como  herramientas para mantener el poder, sin importarle si estas acciones son correctas o no.
Pese a esto, esta obra tiene muchos puntos que pueden relacionarse con la situación de México. Por ejemplo, se podría decir que Peña Nieto ha llegado al poder no por sus virtudes, más bien por armas ajenas. Afirmo esto porque, como comentó la prensa alemana: “Peña Nieto fue impulsado por el consorcio Televisa, la mayor empresa de comunicación de América Latina. Esta fábrica de sueños...convirtió la incursión de Peña Nieto en el escenario mediático en una telenovela.

La empresa invirtió millones de pesos en noticias y entrevistas con él. De forma bien calculada, fue moldeado como el candidato. Por su parte, el bien parecido Peña Nieto jugó a la perfección el rol del elegante y elocuente político que puede conducir el futuro de México”.

Por otra parte, Maquiavelo menciona algo que el Estado Mexicano no lleva a cabo: el asegurarse que sus ciudadanos ejerzan libremente su profesión y los premien por engrandecer al Estado con su trabajo. Esto lamentablemente no sucede; tenemos el caso de los periodistas que cada vez están más limitados o más aterrados para hacer su trabajo.  

Bibliografía
Nicolás Maquiavelo. El príncipe, México, Editores Mexicanos Unidos. Colección: Grandes de la literatura, 2008, pp. 148


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